MENÚ PARA DOS
Todos los miércoles a las seis nos sentamos en la misma mesa y repetimos las mismas conversaciones. Las mismas conclusiones.
Carolina dice que no. Me niega y reniega con la cabeza por quinta vez. Sobre las siete y cuarto y tras escucharla una hora y quince minutos, le explico mi modo de ver. Yo creo que sí ha tenido relaciones interesantes y que esos hombres de los que me habla, sí la han querido, pero ella, como tantas otras, suele equivocarse al compararse con quienes gustan de darle tintes peliculeros a sus conquistas y abandonos, a aquellos que por inseguridad suelen negar la realidad disminuyendo su capacidad para mirar hacia delante.
-¿Tú que eres, más de primer plato, segundo o postre en el amor?- le pregunto. Se muerde el labio y después, se retira el flequillo del ojo izquierdo y le pega un sorbo breve a su cerveza.
-El primer plato siempre es el mejor -me explica- sobre todo sentir que alguien te busca como tú le buscas a él, de manera torpe y tímida. Y el primer beso... que es casi robado, pero tan deseado que te sabe a gloria que por fin uno de los dos haya decidido dar el primer paso.
Claro que el segundo plato tampoco está nada mal. La ilusión por verse, la tranquilidad de saber que todo lo que te compete le importa a la otra persona. La confianza, el conocerse, los primeros viajes, el descubrimiento del pijama... Eso sí, lo que no me gustan jamás son los postres.
- ¿Los postres? ¿Pero si tú adoras el dulce?
- No me gustan los finales de historias que pintaban bien, y menos aún cuando yo soy la protagonista y acabo en urgencias por una intoxicación.
Comentarios
Estoy compartiendo este testimonio porque creo que también son personas que necesitan soluciones a problemas como este. Cuando mi ex marido me dejó estaba muy devastado y siempre quise que regresara, pero llegó un punto en el que ya no lo deseaba más por los dolores por los que me había hecho pasar.
Pero después de 3 años, mi primer hijo tenía 6 años, llegó a casa de la escuela y dijo que echaba de menos a su padre y todo el amor que mostraba cuando estaba con nosotros. La sensación me recorrió como un esfuerzo emocional y también tuve una gran necesidad de luchar para recuperarlo.
Lo que nos sucedió a nosotros que nos llevó a nuestra separación fue lo que no se me ocurrió, porque nunca lo ofenderé por saber la razón.
Después de pensarlo un poco, me puse en contacto con el Dr. Egbo en línea después de leer acerca de cómo había estado ayudando a otros con su problema similar al mío, y lo contacté por correo electrónico y le expliqué todo lo que había pasado con mi hijo por mi marido .Dr egbo me responde y me promete que no me preocupe que vuelva a nosotros, me dijo todo lo que tenía que hacer durante algunos días y algunas oraciones encantadas.
Después de aproximadamente una semana más o menos, mi esposo se puso en contacto con nosotros y lo sintió mucho y estaba tan avergonzado de sí mismo que incluso volvió a casa, después de que terminó la llamada, lo llamé y le supliqué que regresara a casa porque todo le extraña mucho y lo perdonamos.
al día siguiente, mi esposo regresó a casa con mi hijo y yo, y ahora estamos muy felices y felices de nuevo juntos.
Estoy muy feliz de escribir sobre cada cuerpo para saber sobre mi nueva familia y alegría, y sobre lo que el padre Egbo nos hizo a mí y a mi familia.
por favor, si usted también lo está aprobando ahora mismo, quiero que tenga la amabilidad de ponerse en contacto con su dirección de correo electrónico privada para obtener la solución perfecta.
dregbosolutioncenter@gmail.com. gracias por tu tiempo,