REDENCIÓN DE PENAS
No puedo culparte de que el brócoli haya reemplazado en mi vida al chocolate. No puedo culparte de que las calles me parezcan más frías más oscuras, más sombrías que antes. No puedo culparte de mis nervios mi falta de apetito y mis pesadillas. No puedo culparte si me escupió el espejo me arrincona mi ropa y no encuentro un amante. No puedo culparte por no satisfacer mis necesidades. Sólo puedo olvidarte y perdonarme por haberte querido.