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Mostrando entradas de noviembre, 2015

CAMINOS

Echo de menos aquellos tiempos de novios, de salir de la casa a vivir en las calles. Camino rápido con paso ligero pero pisada fuerte. Trato de dejar al resto atrás, de encontrarme sola, para verme, para verlo todo en el paisaje, para sentirme mi mirada, lo que nadie puede intuir ni reconocer en un seto, una estatua, la arena.  Camino por las piedras, cruzo fuentes que en perspectiva parecen siempre la misma, pero no lo son, como tampoco lo soy yo con el paso del tiempo. Su piedra es más rugosa, más lisa, la caída del agua aún está o se ha secado. Acelero para verlas en movimiento hasta que llega el momento, el momento de escribir, de observar-me-, mirar –me-, de parar.  Recuerdo París, las calas, el monte, ¡hace tanto que no me pierdo, que no me escucho a mí! Descubro el soporte metálico que espera a que como higuera, trepe por él, creando intrincadas y múltiples combinaciones, y me siento agobiada, no quiero vivir esclava a una estructura.  Deshago lo andado, vigilant

LOCALIZACIONES

No es un lugar hermoso . Quizá esperabas demasiado de esta ciudad deprimida, de arbustos llorones y prejubilados.  Acá no encontrarás acueductos romanos o catedrales, ni un río que bañe los arcenes de una circunvalación recién inaugurada. No, no hallarás historia reciente que vanagloriar más que la de mis ancestros.  Su suelo gris, de baldosa gastada. Las noches de verano caminando con mi abuelo hacia la plaza. Los eucaliptos cobijo de mis juegos y remedio infalible para mis resfriados. Las tardes en el brasero. Las barras que me dieron de comer antes de llegar al puchero. El tintineo de los zapatos baratos acicalándose para salir al paseo. Mi melancolía. Mi tendencia a buscar la ganga en las galerías. Mi enorme generosidad. Mi parquedad en palabras. T oda yo formo parte de este lugar de aspecto oxidado.  Toda yo se reconoce en esta localización decadente donde mi cabeza filma el guión de los recuerdos más hermosos de mi vida.