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Mostrando entradas de diciembre, 2013

PASADO MAÑANA

No es fácil reconciliarse con el pasado, especialmente si éste se ha reservado un espacio en tu presente, pero se puede. Solemos discutir. Ayer, sin ir más lejos, se me coló en la cama a las tres. Le pedí varias veces que, por favor, se fuera, pero no hizo caso, y comenzó a reprocharme el que a los dieciséis dejara que ese mentecato me sobara las tetas. Otros días me ha agarrado la manta de los pies y ha tirado de ella para él, o me ha colado el rostro de algún ex en la televisión, y yo no acabo de entender por qué tanta inquina. ¿Será que se siente un poco desplazado? Cuando una se cansa de tenerlo todo manga por hombro, y se compra un buen clasificador, pasados como el mío tienden a rebelarse, y es lógico, porque sienten que esta nueva actitud sólo les traerá pérdidas en su omnipotente poder. Los pasados más henchidos y vigorosos, aquellos que parecen no tener fisuras o da más miedo enfrentar, son precisamente los más inseguros porque sus cimientos están construidos sobre la

LLÁMAME DE MADRUGADA

- Echo de menoz tu pooolla. - ¿Cómo? Eran las cinco de la mañana y ella estaba encerrada en el baño de un garito punk. - No te oigo, ¿dónde estás? - Eztoy en un boar. Tamara fabricaba las palabras con la misma minuciosidad de un maestro artesano. Estaba borracha.  ¿Y estás bien? - Zí. He zalido con unos amigoosss, pero voamoos, se ha ido la mitaz. - ¿Dónde estás? - En Vallecass. - ¿Y cómo vas a volverte a casa? ¿Cogerás un taxi, no? Eso está muy lejos de tu barrio. - ¡A ti qué máz te da! ¡Si ya no estoamos juntos! Quiero folloarte... - Cógete un taxi. No seas gilipollas, ¿me has oído? Es muy tarde y estás lejos. - Me voy a ir andoando. Adióz. - ¿Tamara? ¿Tamara? ¡Joder...! Sentada en la taza del váter golpea con la punta del zapato el papel higiénico que se ha hecho pasta en el suelo. Mirando el rodapié, repasa con la yema de los dedos las marcas de llave sobre la puerta. Se acuerda de él. De su pelo. - ¿Es que no piensas salir, tía? Que me estoy meando, ¡me cago en l

POEMARIO

Qué difícil es vivir con un corazón de lado, un corazón anoréxico que se niega a comer de lo que no está acostumbrado, que se esfuerza por caber en los rincones más estrechos de esta geografía y que siente a junio llover y esta vez, no es una de sus pesadillas. Abierto, cerrado, este libro me está costando la salud "este libro me gusta casi tanto como tú", le canta la lluvia a mi corazón embarrado.

MENÚ PARA DOS

Todos los miércoles a las seis nos sentamos en la misma mesa y repetimos las mismas conversaciones. Las mismas conclusiones. Carolina dice que no. Me niega y reniega con la cabeza por quinta vez. Sobre las siete y cuarto y tras escucharla una hora y quince minutos, le explico mi modo de ver. Yo creo que sí ha tenido relaciones interesantes y que esos hombres de los que me habla, sí la han querido, pero ella, como tantas otras, suele equivocarse al compararse con quienes gustan de darle tintes peliculeros a sus conquistas y abandonos, a aquellos que por inseguridad suelen negar la realidad disminuyendo su capacidad para mirar hacia delante. -¿Tú que eres, más de primer plato, segundo o postre en el amor?- le pregunto. Se muerde el labio y después, se retira el flequillo del ojo izquierdo y le pega un sorbo breve a su cerveza. -El primer plato siempre es el mejor -me explica- sobre todo sentir que alguien te busca como tú le buscas a él, de manera torpe y tímida. Y el primer