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Mostrando entradas de marzo, 2016

A COSTA DE MÍ

Observo mi rostro en el reflejo. Aún cansada lanzó al aire mi último revuelco No sé viajar sin combustionarme. No sé ni quiero. Conmigo viajan mis malas pulgas y mi timidez. Mi miedo, conmigo sostiene silencios, maquina bromas y conversaciones que no siempre surten efecto. Sólo quiero que me quieras bien, que dejes de ser el espejo de mi tartamudez, mis complejos .  Sí, me gusta caminar sola, pero también sentir el roce de tu piel entre mis dedos . He descubierto que a veces necesito seducir para no sentir asco por mi cuerpo, y no sé por qué maldita puerta escapar, ¿quién ideó este jodido invento? Por fin salgo de ti, Madrid me recoge. Sin querer, sin saberlo, deambulaste por mis calles, mis adentros. Utilicé tu nombre, tu figura, para dar forma y vida a los personajes que a ratos me atormentan, me conmueven: él que tanto me dolió, mi sumisa adolescencia. La familia que un día me abandonó o esta locura mía de protegerme a pesar de todo, a costa de mí. Observo mi rostro

POBRES NOSTÁLGICOS

Acaban de decirme que mi trabajo pende de un hilo. Mi móvil vibra: mensaje de whatsap, número desconocido. No me pregunten cómo ni por qué, pero me saltan todas las alarmas.  Rápidamente busco las dos últimas cifras de ese +34 , lo único que recuerdo de él: 69. ¿Cuánto hace que me dejó? Por suerte ya ni me acuerdo. ¿Siete? ¿Ocho años? Ah, sí, sí, en aquella cafetería en Santa Engracia. Era invierno. Quizá noviembre. Habíamos sufrido ya varias idas y venidas y nuestra relación agonizaba por (mi) agotamiento. Nunca le estaré lo suficientemente agradecida. Nunca podré agradecértelo lo suficiente ¡Menos mal que me plantaste, tío! A la ruptura definitiva le sobrevino "lo normal": llamadas borracho cada sábado noche a las dos de la mañana. Interrupción del sueño. Mis lágrimas. Llamadas a las seis de la mañana un martes. Interrupción del sueño. Mis lágrimas. Llamadas la madrugada del 30 de enero. Interrupción del sueño. Mis lágrimas y un lamento: "¿por qué me haces est

¿QUIÉN COñO TE CREES QUE ERES?

Vuelves cual Guadiana y te reapareces de la misma manera, la mismita manera en que me hacías vomitarme el alma. Recuerdo que me hacías esperar durante horas. Vivía pendiente de un hilo, pendiente de ti.  Ahora sí. Ahora no. Bueno sí. Mejor que no . Mi tiempo no valía nada. El tuyo era puro oro . Sin embargo mi dinero... mi dinero era otra cosa. Experto en vivir de los demás, te las sabías todas para hacerme sentir culpable. Al final, siempre acababa pidiéndote disculpas por mis veinte euros en la cartera y, por supuesto, yo pagaba la cuenta. Más de... -¿cuántos años? ¿Seis? ¿Siete? Ni si quiera me recuerdo- vuelves cual Guadiana y te reapareces de la misma manera, la mismita manera en que me hacías vomitarme el alma. Pero esta vez no vas a ser tú el que gana. Te voy a mandar a la puta mierda, ese lugar que tú bien conoces, y que durante años miraste desde fuera mientras yo me ahogaba sintiendo tus ojos sobre mí, tus manos alrededor de mi cuello. Compañera, cu