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Mostrando entradas de octubre, 2011

VALORES ABSOLUTOS

El problema de los absolutos es que nos dejan una resaca terrible cuando se van. Caminamos, giramos esquinas, chocamos y hasta a veces nos detenemos soñando con imposibles. Que Alicia me quiera. Que del número desconocido respondan para una entrevista. Que el gimnasio sirva para algo y desaparezcan estas cartucheras. Que Mauricio vuelva a ser el chico del que me enamoré. Que no llegue la factura. Que el espejo no mienta. Que no sea nada lo del taller. Que la distancia entre los dos se disipe como el olor a tabaco en la boca mascando chicle. Los ideales son como las promesas de fin de año: nos empujan a avanzar. Sin embargo, también nos hunden en la miseria cuando alguien nos señala que no arrojamos el cigarrillo el primero de enero o que la matrícula de la escuela de inglés no es reembolsable si no cumplimos con las clases en el primer mes. ¿Realmente llegamos a rozarlos con las yemas de los dedos o es sólo una ilusión? Nos convencemos de que los tenemos en espacios limitado

POSTALES: ARCOIRIS

Mis pies ni siquiera tocan el suelo. En mis manos humea un café. Una estampa muy literaria porque fuera de mi refugio la ciudad llueve. Y entonces, de repente, sale el sol.

MEDIO MILLÓN DE PERROFLAUTAS

Una revolución que no me permita bailar no es merecedora de luchar por ella (Enma Goldman). Un joven porta papel y mástil: "Para Intereconomía yo soy un perroflauta peligroso". En estos meses de lucha, desde que la fiebre del 15 de Mayo encendiera la mecha que poco a poco se diversificó y rebajó con analgésicos, muchos han sido quienes han descalificado a esos grupos de indignados, sociedad civil harta de que les vendieran una moto que ni siquiera pueden pagar. Perroflauta: 1 Persona, habitualmente joven y con aspecto descuidado, que puede verse como un hippy en su acepción más moderna (Fundación del Español Urgente, 2011). 2 Individuos sin derecho a la reivindicación porque viven -o pretenden hacerlo- al margen del sistema capitalista. 3 Término peyorativo para descalificar y anular discursiva y políticamente todo tipo de protesta ciudadana. Si alguna de las cámaras deslegitimadoras-manipuladoras de televisión hubieran captado a una servidora ayer desde la recta de R

Y UN ESPARADRAPO EN LA BOCA

La literatura como discurso social posee un orden que radica en el poder y la autoridad de quienes la crean, que se proyecta y provoca desigualdad entre hombres y mujeres. Al mismo tiempo que el aparejador orquesta paleta, masilla y plano y el promotor imagina piscina, zonas verdes y clientes; el administrador local dibuja impuestos y el recién aterrizado a las calles, aún sin equipar, imagina un sábado de barbacoa dorando chorizos y chocando decenas de copas de lambrusco y cerveza. Si el aparejador se llama Yolanda, tendrá problemas para hacerse respetar. La cuadrilla le transmitirá en cada comentario, mirada, que es un perro verde en “un mundo de hombres” y cuestionará su autoridad o será tratada como una niña con un polo de limón. Si el promotor responde al nombre de Patricia, vestirá falda y se maquillará cada mañana a petición de su jefe, acercará a Jaime y Lorena (sus hijos) hasta el colegio cada mañana, les recogerá a la una para darles el almuerzo, les conducirá de