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Mostrando entradas de agosto, 2019

UN HOMBRE BUENO

Siempre escucho a Antony & the Johnsons cuando quiero ponerme triste, y nada se me antoja más doloroso que añorar a un hombre muerto. Llevo toda la semana sin dormir. Con dolor de cuerpo. Y puedo achacarlo a mil cosas. Siempre puedo, la RA-CIO-NA-LI-ZA-CIÓN es lo mío. Pero, ¿a quién pretendo engañar? Soy todo entrañas, todo corazón, un totum revolutum de emociones encontradas con patas. Hace unos meses ni siquiera sospechaba el principio de   la marejada . Cómo para imaginar algo semejante a lo que siento ahora. No se ha fabricado aún la cerveza necesaria capaz de amortiguar esta caída.  Por un instante creí, que tú y yo (que nuestra historia) sería diferente. Y tienes razón. Soy una egoísta. Siempre he querido salir aséptica y airosa de esta ruptura.  Perdóname. Jamás fue mi intención rompernos el corazón (en mil pedazos). Por primera vez en mucho tiempo,  yo no soy la prioridad en tu partida y, te confieso, esto me está costando. Siendo justos, este someone that

ALTO EL FUEGO

Lo mejor de haberme levantado a las 5 es la sensación de que aún no es mañana y el recuerdo de sus besos sigue vivo en mis mejillas.  Un café con leche muy caliente y un cruasán de chocolate, por favor. Dos cacatúas setentonas pasan revista a toda la fauna de la cola de embarque mientras al otro lado del cristal, Madrid amanece.  Ahora que en los bares los hombres me miran y hasta torpemente se me acercan, pienso en aquellos días en que llorando te pedía que salieras de mi cabeza. Había olvidado lo feliz que soy cuando hago cosas por mí, y que fui yo quien se resistió a dejarte marchar, por miedo a habitar un recuerdo en el que tú ya no estabas. No me da miedo viajar sola. Son las personas a mi alrededor las que me vuelven insegura.  Arrastro somnolienta mi nueva maleta por los largos y luminosos pasillos de este centro comercial al que algunos llaman “aeropuerto”, sabiendo que, aunque la culpa se resista a firmar el armisticio, el fin de la guerra está cada vez más ce