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Mostrando entradas de julio, 2010

CARA B

A veces es opaca. Inteligible. Incompatible con cualquier alfabeto o traductor. Eso atrae a ciertos hombres. A los oscuros. A los difíciles, que quedan hilvanados a su misterio como a su hermano un siamés. Otras, se le clarea el alma a la luz de unas pupilas que le sueñan y entonces sí, es ella.

CAMINAR

Su corazón también está hecho polvo. Es asmático y ya no aguanta más carrera.  Se ha rendido pero no puede dejar de latir, irracional, vacío, mientras su cabeza le compadece. Dentro de nada sus pies tomarán el mando y será un cuerpo vagabundo por las calles de Madrid, sin intención, sin destino y sin luchas internas, sólo un cuerpo, dos pies que caminan. ..

A VECES ME ENAMORO

Llevaba aquella sandalias marrones de plataforma que ahora veo horribles y que mi madre se empeñó en guardar “porque están nuevas” y “por si te da por volver a ponértelas”.  También la camiseta azul que pensaba que me sentaba tan bien y cuya vida alargué más de lo recomendable. Tenía 11 años. De vacaciones en la playa, como tantas veces, me tocó compartir cuarto con un niño al que detestaba, mi hermano. Mis padres descansaban en una habitación al final del pasillo, en un pequeño patio que se abría al final de la línea recta iluminada con pequeños farolillos de cerámica. Yo solía ducharme con avidez tras llegar del chapuzón mañanero o de media tarde, meterme en mi combinación favorita (que incluía esos zapatos tan altos, la camiseta de tirantes y una falda pantalón verde que dejaba ver de principio a fin mis piernas) y corría nerviosa al cuarto de papá y mamá. No lo hacía porque les extrañara, si no más bien, para cruzarme a las 14.05 con el joven alto y de dudosa procedencia que est

7 A.M

Acostumbrado a explotar su acento porteño en las orillas de este mar de asfalto, toca su brazo.  "Deberías reducir el volumen. Vas a dañarte el oído. Los jóvenes siempre van con los auriculares a toda pastilla, pero tú no tienes pinta de adolescente...". "Es tan pronto", piensa su muñeca aún marcada por las sábanas. "Aún no es tarde", piensa el aliento de él mojado en alcohol. Llegamos a nuestra parada. Él espera. Quiere que se levante ella primero y mirarle el culo. "Voy a ser curioso, ¿qué escuchás?". "Ésta debe ser la resaca de ganar un mundial", se dice, y le contesta aún dormida, entre desgana y curiosidad.

YA NO ME ACUERDO

La última vez que me acosté con un tipo no era de noche. Eran las cuatro de la tarde.  Habíamos terminado de comer. Se suponía que íbamos a dormir la siesta. Un rato después acabamos en su cama, pero no dormimos precisamente. Ha pasado tanto tiempo que ya no me acuerdo de cómo se hacía el amor.