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Mostrando entradas de agosto, 2014

LLORONA

Me contempla con ojos pesarosos y se aparta con el miedo entre las piernas y un sms en borradores: "me tengo que marchar" . Llorar es algo así como bucear y tragar agua por la nariz. Las fosas nasales, víctimas del tsunami mandan mensajes urgentes a la cabeza, que finalmente ordena "hacer todo lo posible para expulsar al colono". Esto generalmente acaba traducido en arrugar el hocico .  Yo he llorado de alegría (en contadas ocasiones), de risa (hasta mearme o tener que sentarme en el suelo y agarrarme las rodillas) y de pena, tristeza, que imagino es la causa principal en la mayoría de los casos en que el lagrimal se pone en marcha.  He llorado poco delante de mis amigos y mucho, delante de hombres. He llorado por teléfono, en parques, en el autobús, haciendo el amor, en los baños de un bar, en la cama, pelando cebolla, en la calle de camino a la estación. Vamos, que apenas queda lugar virgen que no haya conocido mis lágrimas.  Soy una llorona, sí, y s