SILENCIO
Ni llamadas, ni cartas, ni mensajes al móvil o palomas mensajeras; prefiero que sea mi recuerdo quien hable por mí, quien conjugue los verbos y construya las perífrasis verbales. El olor de mi pelo, mis curvas en el baño de aquel bar, la plática de mis ojos... [espacio para completar]. Mi recuerdo, porque sabes bien que jamás podrás olvidarlo.