REFLEJOS
Uno de los inconvenientes de ser una niña modelo es que raramente se cuestionan tus comportamientos.
Como tu moral suele ir en consonancia con el establishment adulto, pronto eres llevada al redil en caso de transgredir su delgada línea circular. Basta una llamada al orden apelando a tu sensatez y tu intachable carrera en el deber ser.En mi caso, se hacía siempre uso del eficaz y recurrente: “Qué pasa, ¿es que ahora vas a ser como tu hermano?”. No falla(ba), nunca.
Miquel solía invitarme a una cerveza los fines de semana antes de hacer caja, “pásate a buscarme”, me decía. Yo acompañaba sus relatos de muchacho descreído con un refresco de limón. Tenía 21 años, él, 28. Adoraba su ritmo trepidante y desorganizado, sus líos de cama a lo Gil de Biedma y su ataque frontal a toda idea preconcebida. Él escudriñaba mi mirada en busca de desaprobación y admiraba mis ideas férreas, mi coherencia. Rebuscaba juicios de valor que yo escondía entre mis dedos y la servilleta.
Hablábamos de las mujeres que se tiraba, de lo imbéciles que eran los clientes y de sus resacas. Él bromeaba sobre mi inquietud por cambiar las cosas y la conveniencia de que me emparejara con uno de sus santos amigos, y cuestionaba constantemente mis sentencias con su “¿y por qué piensas eso?”.
Finalmente se marchó. Removió mi estabilidad y se hizo con una gran parte de ella. Me dejó en un bucle de preguntas y me ayudó a configurar, sin saberlo, la mujer que soy ahora. Nunca nos enamoramos ni nos comimos. Y no me dolió que se fuera. Sencillamente pasó, como tantas otras personas que llegan sin que las llames y se marchan en silencio.
Hoy soy terca, testaruda, cabezota.
En realidad, siempre lo he sido. A veces me siento mareada porque aún navego entre lo que fui y lo que quiero ser algún día. Quizá por eso me enerva que me comparen con esa niña inamovible y complaciente que no corre la cortina y se conforma con su reflejo en la ventana.
Comentarios
Pues sí, tienes razón, al menos son menos complicadas.
Y mientras todo eso pasaba... yo pensaba... Ay! dios, que pasaría si vieran mi realidad?
Así, que adopté con resignación el cargo... total... si no se van a enterar...
Abrazo al alma. Me gustó y mucho.
Y mientras todo eso pasaba... yo pensaba... Ay! dios, que pasaría si vieran mi realidad?
Así, que adopté con resignación el cargo... total... si no se van a enterar...
Abrazo al alma. Me gustó y mucho.
Pero no es justo! También tenemos derecho a equivocarnos y a transgredir normas, a ser libre en definitiva. Al final, muchas veces lo conseguimos, pero nuestra naturaleza hace que se lo ocultemos a quienes nos cargaron el cartel de "niña perfecta".
Me alegra saber que no estoy sola en este trabajo no remunerado jejeje :P
Besos, guapo!