PRONUNCIARTE
La jara amaneció perdida, desorientada. Nadie le avisó de que aún hay escarcha helada sobre el tejado. A cinco horas de ti, Madrid, como cada lunes, bosteza sucia y cansada.
Ayer volví a vomitarme. Enredada por aburrimiento en algunos cajones me vino su recuerdo. Sus manos, su voz, su pelo. Todos alrededor del brasero y para tomar cervezas de lata y unas gambas. De él, que se marchó en marzo, unos días antes de su cumpleaños, aún mantengo el paso ligero, su voz prismática en una vieja grabadora y un fuerte dolor en el pecho. No creo que logre jamás olvidarte, no echarte de menos hasta morir al menos durante un -largo- instante.
Retraso el reloj. Busco una huida hacia atrás que alivie esta pena. Me imagino sin ti borrando de mis labios tu nombre. A mí que tanto me costó pronunciarte.
Afuera todo asemeja primavera. Mis vecinos sonríen contentos. Pasean a su nieta ajenos a la fina mentira que soporta sus pies.
Ya no me siento fuerte. Esta vez no habrá final feliz para mí.
Me hubiera gustado salvarte.
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