AL LADRÓN

No, no me llamaste.
No descolgaste el teléfono,
ni rescataste mi número
de una agenda olvidada. 
No, no fuiste tú. 
Mi corazón judeo cristiano, 
mi caridad de los domingos
y esta estúpida conciencia azul
hicieron añicos mi orgullo de mujer herida
una tarde en que bostezaba el sol. 
Y entonces, una voz contestó
al otro lado de la línea 
sin decir ni mu
y una hora y un lugar se me vinieron a la cabeza.
¿Robarte una tarde, mi amor? 
Si es que creo que perdí la media...

Comentarios

Entradas populares de este blog

CÓMO NO ME VAS A QUERER

B.

CARTA-CANCIÓN