LLÁMAME DE MADRUGADA

- Echo de menoz tu pooolla.
- ¿Cómo?
Eran las cinco de la mañana y ella estaba encerrada en el baño de un garito punk.
- No te oigo, ¿dónde estás?
- Eztoy en un boar.
Tamara fabricaba las palabras con la misma minuciosidad de un maestro artesano. Estaba borracha.
 ¿Y estás bien?
- Zí. He zalido con unos amigoosss, pero voamoos, se ha ido la mitaz.
- ¿Dónde estás?
- En Vallecass.
- ¿Y cómo vas a volverte a casa? ¿Cogerás un taxi, no? Eso está muy lejos de tu barrio.
- ¡A ti qué máz te da! ¡Si ya no estoamos juntos! Quiero folloarte...
- Cógete un taxi. No seas gilipollas, ¿me has oído? Es muy tarde y estás lejos.
- Me voy a ir andoando. Adióz.
- ¿Tamara? ¿Tamara? ¡Joder...!

Sentada en la taza del váter golpea con la punta del zapato el papel higiénico que se ha hecho pasta en el suelo. Mirando el rodapié, repasa con la yema de los dedos las marcas de llave sobre la puerta. Se acuerda de él. De su pelo.
- ¿Es que no piensas salir, tía? Que me estoy meando, ¡me cago en la puta!
La rubia del altavoz se había puesto nerviosa. En realidad, quería meterse a gusto una raya y luego tirarse al camarero en el almacén.
- ¡Ya va, coño!

Hacía rato que Jocki le espera en la puerta.
- Me tenías preocupado, tía. ¿Dónde te habías metido?
- Me voy. Ayúdame a encontrar un taxi.

Comentarios

Miguelo ha dicho que…
Cuando vuelva a vallecas no lo vere con los mismos ojos ;)

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