NO HAY UNA SOLA RAZÓN PARA IR A LA HUELGA

26 años. Licenciada hace tres. Desde entonces no he parado de trabajar. En un Gabinete de Comunicación , en una Agencia de información y Fotografía, y ahora soy redactora de varias publicaciones en una empresa del sector óptico. Además, estoy a punto de terminar un máster , para el cual, tuve que dejar de trabajar, pero no por ello dejé de tener ingresos. 26 años. Comparto piso. Mi única pertenencia inmobiliaria -con fecha de caducidad- tiene en torno a los seis metros cuadrados. Dos y medio de ancho por tres de largo. Suficiente para una cama, un escritorio, una cómoda y mi bicicleta. Tres años en el tajo. Sufriendo la precariedad de los contratos. Como becaria, de prácticas, con horarios interminables de seis de la mañana a ocho, sábados, domingos y festivos incluidos, por algo más de novecientos euros. Y aún tengo que pagar el préstamo, eso sí, sin intereses, que el ICO me concedió para que pudiera formarme tras terminar la carrera. 26 años. Y aún en el trabajo me llaman "l...