RÍOS DE ARENA
La pobreza en Kenia es palpitante. No descansa, camina, conversa, enciende una hoguera y viste traje tradicional y americana. En Nairobi, las carreteras son los ríos donde desembarcan las oportunidades para el sobrevivir. A ambos lados de las vías convergen camas, vegetales, bicicletas y todo aquello que alguien pueda ofrecer a cambio de unos pocos chelines. Horas más tarde comprenderé que el que alquila periódicos a la salida de la oficina o vende bananas y chocolatinas junto al autobús no es diferente de quien ofrece sus patatas o regenta una vieja cantina de hojalata en el mundo rural. Cruzo el país desde la capital hacia el norte en un viejo jeep alquilado. La pobreza en Kenia es palpitante. No descansa, camina, conversa, enciende una hoguera y viste traje tradicional y americana. Deambula por los falsos arcenes de la carretera y al interior de la urbe, o atraviesa estrechos y polvorientos caminos que conectan hogares separados por centenares de kilómetros. No en...