MUNDO INTERIOR
Muchas personas buscan calor para derretir sus miedos, y si no es así, al menos para sentir que no son las únicas que llevan demasiado cargado el cubata. No saben cocinar solas, caminar en silencio o escoger unas cortinas sin una segunda opinión, y cuando el domingo en la tarde soportan sobre la frente una terrible resaca, concluyen que no hay razón para vivir así y mojan el sábado siguiente en unos labios nuevos, encadenando relaciones con chicas que aman los zapatos u hombres que las sostienen al caminar mientras le hablan de nanopartículas,y que al final, suelen marcharse de la misma manera. A mí siempre me ha ocurrido lo contrario. He estado tanto tiempo compartiendo gel, brick de leche y orgasmos conmigo misma que me he vuelto una especie de Mogli de la gran ciudad, algo así como una niña arrebatada a sus padres y entregada a los monos. Me recojo las lágrimas y las clasifico en cajitas según su color, y cuando no hace frío, me gusta sentarme en el parque y contarme m...